Dicen que cuando salen de casa, no saben si van a regresar. Y es que el tipo de servicio que prestan los elementos de Protección Civil los coloca en situaciones que constantemente implican poner en riesgo su integridad física; a pesar de todo, ponen lo mejor de sí para contribuir con la sociedad en el tipo de servicios que prestan, desde accidentes automovilísticos e incendios hasta derrumbes, inundaciones y explosiones. A ellos no les importa si la gente se los agradece o no; la satisfacción propia es lo que los mueve a seguir adelante en la prestación de sus servicios. Directivos y voluntarios tienen tras de su trabajo innumerables historias que los motiva a ser mejores.
Las llamadas telefónicas que se reciben en cualquier Estación de Bomberos tienen que pasar primero por el Sistema de Emergencias 066; este centro de control indica que lamentablemente el 80 por ciento de los telefonemas que se reciben son falsos. Pero los elementos de cualquier manera acuden pues no se cercioran de la falsedad hasta que están en el supuesto lugar de los hechos.
Con 18 años de servicio, Gustavo Paredes Moreno es uno de los elementos más experimentados de Protección Civil Municipal; recordó que curiosamente el 28 de diciembre del 2006 se recibió en la demarcación un reporte que indicaba que había un accidente en la carretera Durango-México; “la ubicación era bien exacta, decía así con todo detalle en dónde era, cómo estaba y cómo llegar”. Pero al mismo tiempo se recibió otro reporte de un accidente automovilístico en la carretera Durango-Parral también con consecuencias graves. A pesar de que estuvo tentado a acudir a este último, se mantuvo firme en optar por la primera opción.
Cuando ya llevaba algunos kilómetros recorridos perdió el control del vehículo en que viajaba, situación que le causó salirse de la carretera y accidentarse; salió ileso pero al final resultó que al accidente al que se dirigía nunca existió y el segundo que le habían reportado sí era real. Todo por una llamada falsa.
Voluntad de voluntarios
Protección Civil Municipal cuenta con 65 elementos en su plantilla, divididos en cinco estaciones desplegadas estratégicamente por toda la ciudad para atender los servicios de manera inmediata; se cuenta también con cinco escuadrones especializados en atender diferentes tipos de servicios dependiendo de las circunstancias. Parte fundamental es el Cuerpo de Bomberos Voluntarios que prácticamente se ha convertido en el semillero de la corporación; recientemente se acaba de dar de alta a cinco integrantes que destacaron por su participación activa, responsable y diestra.
Saúl García Rodríguez está por cumplir dos años como voluntario; sus deseos comenzaron como los de cualquier otro niño o adolescente que en algún momento de su vida quiso ser bombero. Diferentes circunstancias le dificultaron el acceso a la corporación hasta que la vida misma le facilitó la oportunidad de cumplir su anhelo. Recuerda que la primera ocasión que tuvo que acudir a cubrir un servicio ya como elemento activo fue un accidente automovilístico, y aunque no fue tan impactante pues ya había tenido experiencias similares como fotógrafo, luego estuvo en situaciones graves como la volcadura de la pipa de gas cerca del poblado 5 de Mayo, el incendio en una fábrica de madera cerca del CBTA 3, la fuga de gas en el poblado Contreras y diversos choques.
“Si no tienes estómago para aguantar ciertas situaciones, de plano mejor ni te metas en esto”, sentenció Saúl; reconoció que a pesar de todo hay circunstancias que todavía le hacen estremecerse y conmoverse, “sobre todo en accidentes en donde hay niños, porque yo tengo hijos, tengo familia y lógicamente lo primero que uno hace es ponerse en el lugar de esas personas. Realmente a eso sí nunca te acostumbras”.
No todos piensan igual
Las demostraciones de valentía no han sido evidenciadas por todos; aunque es la minoría, se han presentado casos en los que la situación ha sido tan apremiante que algunos mejor han optado por “correr”. Hace poco más de un año se suscitó un incendio en una empresa gasera donde se quemaron 53 camionetas cargadas con 70 cilindros cada una, una pipa de 80 mil litros a punto de abrir las válvulas de alivio, un depósito de un millón de litros a punto de abrirse; “aquí es donde piensas si le entras o no, pero nosotros como Bomberos tenemos la plena convicción de que si nos toca de todas maneras vamos a luchar hasta el final, tenemos qué permanecer ahí y no podemos retirarnos del lugar. No está en nuestro pensamiento retirarnos y jamás lo vamos a hacer si está dentro de la mancha urbana”, sostuvo Gustavo Paredes.
Comenta que en este hecho un joven, cuyo nombre no quiso mencionar, simplemente desapareció en el mismo lugar; prefirió irse porque se dio cuenta de que no era su vocación. Agregó que en circunstancias de mucho desgaste físico y circunstancias difíciles, aunque son casos aislados, se han registrado deserciones. Pero éstas son las situaciones en las que se demuestra la vocación de servir a la gente, las situaciones de riesgo.
Participación completa
El Cuerpo de Bomberos ha tenido que participar incluso en circunstancias que hasta hace algunos años todavía eran inusuales en Durango, como son las amenazas de bomba, para las cuales son considerados por la capacidad de reacción y de organización. Gustavo Paredes, comandante del Cuerpo de Bomberos, especificó que en este tipo de circunstancias se involucran para colaborar en la delimitación del perímetro de riesgo, ayudan a evacuar a la gente del edificio y asisten a las personas sobre qué hacer y qué no hacer para no generar una eventual explosión. En cuanto se logra llevar a cabo esta labor el mando lo toma la Secretaría de la Defensa Nacional para evaluar la situación.
Satisfacciones propias
Tanto Saúl García, voluntario, como Gustavo Paredes, comandante, coinciden en que el trabajo de bombero deja muchas satisfacciones por saber que se puede ayudar a la gente necesitada, y aunque no siempre lo agradezcan la satisfacción propia les queda marcada. “Si agradecen o no agradecen, nosotros no esperamos nada a cambio”. Pero aseveran que también se tienen experiencias desagradables sobre todo cuando se atienden accidentes que involucran a niños sin vida, o cuando quedan heridos y se sabe que no van a lograr sobrevivir se haga lo que se haga, y hay ocasiones en que mueren en sus propios brazos.
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