Por: Juan M. Cárdenas / publicado el 21 de junio del 2011 en El Siglo De Durango / Durango, Dgo.
El 2 de junio "Abel" sólo escuchó un disparo y cayó sobre la tierra retorciéndose de dolor. No volvería a escuchar más ruido que voces de médicos, enfermeras y militares. El hombre que salió a buscar pastura para su caballo murió dos días después de que un soldado le disparó.
La guerra contra la delincuencia organizada y el narcotráfico emprendida por el Gobierno Federal ha cobrado la vida de un civil en los últimos tres años y medio a manos del Ejército Mexicano, al ser confundido con un delincuente; esto ocurrió el 2 de junio de 2010, según informó la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), en respuesta a una solicitud de acceso a la información realizada por El Siglo de Durango.
DISPARO MORTAL
Una patrulla del Décimo Quinto Regimiento de Caballería destacamentada en el municipio de Otáez, ubicado en las Quebradas de la Sierra Madre Occidental, llegó al poblado Cuanas para buscar droga y la encontró: los militares quemaron dos plantíos de amapola. Entre el humo y la resolana, un soldado afirma que "Abel" salió corriendo con un costal en manos y que, al ver a los militares, arrojó el saco e hizo un movimiento "como si fuera a desenfundar un arma de la cintura". El soldado disparó. Hacía dos horas que "Abel" había salido a buscar el alimento para el caballo. Los nervios se convirtieron en miedo cuando "Adolfo", hermano del hoy occiso, escuchó un disparo cerca del monte, allá por donde se juntan el arroyo El Nopal y el Río Cuanas, en Santa María de Otáez. De un brinco se puso de pie y salió corriendo a buscarlo.
"(...) Encontré desbaratada la pastura que él tenía, además de que vi rastros de sangre, los cuales seguí para encontrar a mi pariente. Al continuar con su búsqueda observé que un helicóptero se elevaba (...) asimismo, había varios elementos del Ejército Mexicano, a quienes les pregunté por mi hermano, pero negaron que ellos lo tuvieran (...)", relató "Adolfo" a los visitadores de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) que investigaron el homicidio.
El alma se le hizo chiquita a doña "Dolores" cuando, además de la pastura que llevaba su hijo para el caballo, encontró la camisa de "Abel" tirada entre la tierra y manchada de sangre. Para entonces, un helicóptero del Ejército ya se llevaba el cuerpo de "Abel" con lo que le quedaba de vida y de intestino delgado.
Un cabo de Sanidad había atendido a ""Abel" pero ante su delicado estado de salud, fue trasladado al Hospital Militar de Mazatlán, Sinaloa, a donde llegó con exposición de vísceras; el 3 de junio fue canalizado al Hospital General del puerto con taquicardia, hipotermia y el corazón agonizante. Falleció a la mañana siguiente tras haber sufrido dos paros cardiacos.
EL MONTAJE
Durante las investigaciones, el Ejército presentó evidencias falsas. La Dirección General de Derechos Humanos de la Sedena reiteró a la CNDH que previo al disparo, "Abel" realizó un movimiento "como si fuera a desenfundar un arma de la cintura", lo que motivó al soldado a dispararle; argumentó también que al revisar el terreno donde fue herido "Abel" se localizó una pistola 9 milímetros Pietro Beretta, con un cargador y cuatro cartuchos del mismo calibre útiles. Por si fuera poco, los militares señalaron que la forma de hablar, el semblante y los gestos mostrados por "Abel" durante su detención les hicieron presumir que estaba bajo los influjos de alguna droga. Fue cuestión de tiempo para que se descubriera el teatro. La recomendación 28/2011 emitida por la CNDH a Guillermo Galván Galván, secretario de la Defensa Nacional, señala que si bien el agente del Ministerio Público del fuero común de Santa María de Otáez tomó conocimiento a la versión de los militares de que la pistola 9 milímetros fue encontrada en la escena del ataque, no hay pruebas de que esta perteneciera a "Abel" y menos de que la hubiera accionado.
Incluso, advierte que el "movimiento" que presumiblemente hizo "Abel" y que asustó al militar, no constituye por sí mismo una amenaza grave e inminente contra la vida, pues ni siquiera existen indicios de que haya desenfundado la pistola o, incluso, que haya apuntado con ella o detonado.
En el estudio químico realizado el 10 de junio a la palma de la mano de "Abel", los peritos concluyeron que no hubo elementos de plomo y bario, descartando así que hubiera accionado un arma el día en que le dispararon. El organismo también refutó la versión de que "Abel" estaba drogado, pues el examen toxicológico realizado por peritos oficiales en química forense del Departamento de Servicios Periciales de la Procuraduría General de Justicia del estado de Sinaloa demostró que en la orina de la víctima no había sustancias químicas derivadas del consumo de bebidas alcohólicas ni metabolitos de cocaína, anfetaminas o marihuana.
¿CUÁNTO VALE UNA VIDA? Fue tan innegable el error cometido por el militar que le disparó a "Abel", cuya identidad fue negada a este medio por el Comité de Información de la Sedena al considerarla como reservada, que el 7 de julio del 2010 ofreció un convenio a la familia de "Abel" para pagar una indemnización "de reparación de daño moral" y gastos funerarios.
Ese mismo día, la Sedena desembolsó 167 mil 183 pesos como indemnización a los deudos de "Abel", además de que se responsabilizó de cubrir los gastos generados por el funeral y que ascendieron a 16 mil 515 pesos.
Los testimonios, observaciones y evidencias del caso se encuentran en la recomendación 28/2011 de la CNDH.
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